Psicodanza
(Resumen de “La milenaria danza del vientre: el lenguaje oculto”)
Es
un método para el cuidado de nuestro
cuerpo y para la realización de una coreografía. Concretamente es el análisis
psicológico de la danza que nos permite conectarnos con nuestro interior y
nuestras emociones, para así poder interpretar mucho mejor lo que nos sucede
cuando bailamos.
Según
Amir Thaleb, hay varios planos: el espiritual, mental, emocional y físico. Estos
planos son aquellos que necesitamos conectarnos para poder trabajar y
aprovechar terapéuticamente todo lo que nos ofrece la danza, no solo la del
vientre.
El plano físico
pertenece a nuestro cuerpo. Lamentablemente en él depositamos todas nuestras
frustraciones, nos desquitamos de todo aquello que no logramos plasmar con nuestros
movimientos. Por eso es común la serie
de auto castigos que nos implementamos los bailarines con nuestro cuerpo,
ejemplo: torceduras de tobillo antes de un estreno, tener fallas en la postura
ante los giros, perdida de equilibrio, no podemos relajarnos y realizar
Shymies, o nos enfermamos, no nos concentramos, etc. Todo producto de poner en
nuestro cuerpo todo lo malo que nos sucede. Es necesario amarlo, respetarlo y
por sobre todo, ser agradecidos con él, por el hecho de permitirnos hacer lo
que amamos: bailar. Liberar la mente, es espíritu y dejar fluir nuestras
emociones es lo necesario para que nuestro cuerpo se exprese libremente.
El
plano emocional radican aquellas emociones que nos movilizan bajo el estímulo
de aquellos mensajes negativos o positivos que se grabaron en nuestra niñez. Se
halla a la altura de nuestras caderas, allí se encuentra nuestra parte
instintiva, la energía sexual.
El
plano metal se concentra en nuestro pensamiento y estado psicológico. Está en
la cabeza, entre nuestras cejas, es donde se encuentra nuestros conocimientos,
la técnica y todo aquello relacionado con la danza. Es donde se plasma las
inspiraciones.
El
plano espiritual es nuestra área mística, nuestro vuelo y conexión hacia el
universo. Se halla a la altura del pecho donde se encuentran nuestros más
profundos sentimientos, donde esta nuestro miedo a la vida y la muerte, los
anhelos, aquí se encuentra el verdadero amor a la danza. En general, este plano
cambia durante el transcurso de la vida, es decir, madura.
Cada
vez que nos encontremos con alguna dificultad corporal, antes de descargar la
ira en el cuerpo, tomémonos unos minutos para preguntarnos qué es lo que me
pasa y poner una actitud más positiva. Esto nos permite conocernos un poco más
y disfrutar de lo que más amamos, bailar.
Hay
varias formas de crear una coreografía, varios métodos. Pero lo primordial es
que siempre comencemos con el plano emocional, luego el afectivo/espiritual y
por último el mental.
Método
intuición.
Cuando
elegimos la intuición, significa que nos debemos dejar llevar por nuestra
intuición y por las propias sensaciones que percibimos. ¿Qué nos sugiere
instintivamente al escuchar la canción?
Método
por análisis
Significa
tomar la pieza musical o canción, analizarla, desmenuzarla completamente e
identificar primero el estilo musical, el espíritu interpretativo, que
coreografía demandaría y sobre todo verificar el mensaje que quiere ofrecer el
compositor, sea la que brindamos con nuestro cuerpo.
Método
de imágenes
Es
realizar mentalmente un proceso de inspiración a través de lo que la música,
mentalmente, nos dibuja, no surge solamente del coreógrafo, sino también de los
bailarines. Es captar todas las imágenes y sensaciones que nos producen al
escuchar alguna canción de forma espontánea y trabajar la coreografía a través
de lo recopilado.
(Ampliar
información en “La milenaria danza del vientre…” de Amir Thaleb. Cap. 2 – Págs.
50 a 59)
No hay comentarios:
Publicar un comentario